Esta vez, decidí cambiar el camino de mi enfoque. Hacía tiempo que me resultaba curioso cómo el mercado cumplía un rol escencial no sólo por su carácter de compra-venta, sino también por el espacio de reunión que ofrecía al barrio. Gente de todas las edades se reúnen a diario a pasar un buen rato, en alguno de los pequeños bares que ofrece. Me dispuse a retratar este concepto, intentando contar algo a través de cada foto, todas en cenital (que le da cierta homogeneidad) y que nos deja ver de lleno lo que queda luego de estas reuniones. Un individual con un vaso de whisky con el hielo aún intacto y unos papeles rotos, que denotan alguien nervioso y preocupado quizás; otro con una cerveza y dos vasos, que me generan la sensación de compañia, contraria a la anterior. Si bien me gusta el camino elegido, creo que falta perfeccionar el concepto, encontrando más situaciones del estilo que nos permitan ver más claramente la personalidad o situación de la persona que estuvo allí.
